“Como en la OECD, hay que empezar a salir de las buenas intenciones que recogen los discursos y del papel para aterrizar en la vida cotidiana” - EL ÁGORA DIARIO

“Como en la OECD, hay que empezar a salir de las buenas intenciones que recogen los discursos y del papel para aterrizar en la vida cotidiana”

Rodolfo Lacy

Director de Medio Ambiente de la OCDE

Seis décadas impulsando políticas que “favorezcan la prosperidad, la igualdad, las oportunidades y el bienestar para todas las personas”. 60 años aportando conocimiento e innovación, en un marco de cooperación, diálogo y alianza, junto con los gobiernos, administraciones, organismos internacionales, empresas y sociedad civil, son solo una pequeña tarjeta de presentación de la OCDE, Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos. En su 60 aniversario, dialogamos con Rodolfo Lacy, Director de Medio Ambiente de la Organización.


Curro Lombardo
Madrid | 23 diciembre, 2020

Tiempo de lectura: 5 min



La disrupción de una pandemia como la COVID-19 viene marcando la actualidad de este complejísimo 2020 que está a punto de finalizar. Una crisis sanitaria y humanitaria, con efectos devastadores, que ha puesto en jaque el sistema y ha cuestionado nuestro modelo de producción. Ante una crisis de semejante envergadura, corremos el riesgo de que temas de importancia mayúscula para el futuro de la humanidad y del planeta, como el cambio climático o el desarrollo sostenible, queden relegados a un segundo plano.

Con presencia en 37 países y un importante bagaje impulsando el desarrollo sostenible como piedras angulares del sistema de producción, la OCDE no ceja en su interés por promover la sostenibilidad como uno de los elementos clave ante un más que previsible cambio de paradigma. Para Rodolfo Lacy, dirección de Medio Ambiente de este organismo internacional, “la crisis climática, la protección de la biodiversidad y el medio ambiente guardan relación también con la pandemia en la que andamos inmersos. Hay coincidencia en que el tema ambiental es una de las principales prioridades que requieren respuesta, pensando en las generaciones futuras y por su importante relación con la economía y con el desarrollo de nuestro modelo social”.

Para un organismo como la OCDE no hay duda de que el desarrollo sostenible propuesto por Naciones Unidas con el establecimiento de 17 Objetivos y sus respectivas metas en la Agenda 2030 ha de ser uno de los motores en la reconstrucción del sistema. Los grandes desafíos a los que nos enfrentamos con situaciones extremas y de emergencias ambientales, requieren, en opinión de Lacy, llevar a cabo una serie de “reformas en el ámbito financiero, en el ámbito normativo y de políticas públicas; y en el diseño de planes y programas que promuevan una recuperación verde”.

El momento actual requiere respuestas sostenibles y resilientes, una transición ecológica o una “recuperación verde” ligada, en gran medida, a objetivos vinculados con el cambio climático. Y urge pasar de las palabras a la acción, tal y como lleva haciendo año tras año la OCDE que, en palabras de Lacy, trata de “salir de las buenas intenciones que recogen los discursos y del papel para aterrizar en la vida cotidiana”. “Es fácil decir que el objetivo es aunar esfuerzos para limitar el calentamiento global a 1,5 grados a mediados de este siglo y conseguir la neutralidad de carbono antes de 2050, y que se produzca un punto de no retorno en la Gobernanza ambiental. Y tan fácil es decirlo como difícil es implementarlo”.

 

Futuro sostenible

De hecho, según Lacy, “estamos viendo cómo en los planes de recuperación de la pandemia se da más dinero a las empresas con mayor emisión de gases con efecto invernadero que a empresas con menor ratio de emisión”. Es su opinión, es un momento adecuado para apoyar el surgimiento de modelos de emprendimiento sostenible y resilientes para revertir la posibilidad del surgimiento de otras crisis relacionadas con el medioambiente o el clima. Y esto requiere priorizar las inversiones, la financiación y la asignación de recursos a las soluciones del futuro, dejando de primar formatos altamente contaminantes o no respetuosos con el entorno. O lo que es lo mismo, promover soluciones que cuenten con recursos y un entorno normativo, regulador y legislativo alineados con los objetivos medioambientales y de desarrollo sostenible.

El futuro asentado en los pilares de desarrollo sostenible requiere coherencia entre el marco financiero e inversor y el “incentivo” legislativo que favorezca el cumplimiento de esos objetivos sostenibles y respetuosos con el planeta.

Las soluciones a los grandes retos a los que nos enfrentamos requieren multilateralidad y globalidad. “La gran mayoría de las soluciones globales tienen que darse en espacios multilaterales” y con la participación del mayor número posible de países. Que países como China o EEUU se impliquen en las soluciones es una gran noticia para el planeta.

Principios de gobernanza

La Gobernanza del agua es otro de los aspectos claves para la OCDE, que exige el cumplimiento de unos principios clave a sus países miembro. De hecho, el organismo cuenta con una serie de recomendaciones sobre el Agua:

  • Gestionar la cantidad de agua
  • Mejorar la calidad del agua
  • Gestionar los riesgos y desastres asociados al agua
  • Garantizar una buena gobernanza del agua
  • Garantizar una financiación, inversión y tarificación sostenibles del agua y de los servicios de aguas

Alianzas para abordar los grandes desafíos

En su ODS 17, Alianzas, la ONU nos dota de un objetivo instrumental e imprescindible para construir el mundo de 2030. Para “no dejar a nadie atrás”, y aportar las mejores y más creativas soluciones por y para un futuro sostenible, se requiere de la participación, visión integrada, y voluntad cooperativa y dialogante, en un imprescindible marco de alianzas, entre los gobiernos, las empresas, la sociedad civil y la ciudadanía.

“La presencia de más de 190 naciones en las convenciones marco de la ONU es un ejemplo de esa voluntad de avanzar en la senda del desarrollo sostenible y en un marco de alianzas. Son pocas las naciones que se resisten.” Luego, la voluntad existe, a la par que existen, en opinión del director de Medio Ambiente de la OCDE, dos grandes fuerzas que “luchan” entre sí. “Una es la fuerza económica que trata de dilatar en el tiempo las decisiones radicales y la adopción de respuestas y soluciones; y la otra fuerza es la social, que, no queriendo ‘dejar a nadie atrás’ en el desarrollo sostenible e inclusivo, topa con la realidad de un sector de profesionales, vinculados hasta ahora al modelo de producción vigente, y que también requiere tiempo para el reciclaje y capacitación hacia los requerimientos de este nuevo modelo de producción sostenible.”

Avanzar en la protección de la biodiversidad es otro de los debates abiertos en torno al desarrollo sostenible, y que urge respuestas coherentes y razonables. Como especie humana, hemos impuesto la necesidad de abastecer y satisfacer la necesidad de los millones de personas que habitamos el planeta. Encontrar un punto de equilibro y respeto entre la biodiversidad y las necesidades humanas, es otra de nuestras asignaturas pendientes. “Existen opciones organizativas y tecnológicas para tener un manejo sostenible de múltiples especies para múltiples productos y con un mercado mucho más diversificado; que consideren las externalidades del sistema”. Considerando todas estas variables, la economía circular ganaría terreno en el modelo productivo.  Cambiar nuestro comportamiento y promover un consumo responsable es otro de los grandes desafíos a los que no enfrentamos.

Reto latinoamericano

Por su realidad multinacional, Latinoamérica, tiene desafíos de diferente índole. La región cuenta con territorios con una alta vulnerabilidad a efectos hidrometeorológicos extremos. Según Lacy, las necesidades de las naciones de cara al desarrollo sostenible varían conforme varía la idiosincrasia territorial. Por ejemplo, las naciones con alta exposición a fenómenos hidrometeorológicos extremos requieren, en su opinión, “inversiones en infraestructuras resilientes y sostenibles, que equilibren las componentes social, medioambiental y económica”. Y es que la realidad latinoamericana es muy heterogénea, aunque exista un punto común en Latinoamérica, y es que no es aún una región “productora de energía de bajo carbono”. Contamos “con prácticas ancestrales respetuosas y muy extendidas”, pero no son las dominantes.

Que las tecnologías que se van implementando en Latinoamérica sean cada vez más respetuosas y sostenibles en uno de los grandes esfuerzos que tenemos que acometer. El modelo de crecimiento en el que todo se importa sin capacidad de adaptación a la realidad del territorio, es un modelo que ha fracasado, en opinión de Lacy, con territorios que carecen de capacidad para desarrollar fuerza tecnológica propia.


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