“La artesanía puede ser una forma amable de protestar”

“La artesanía puede ser una forma amable de protestar”

Sarah Corbett

Fundadora del Craftivist Collective y escritora

La británica Sarah Corbett cree en un activismo social y ambiental que se desarrolle desde la energía creativa, la producción manual y el entendimiento mutuo, una perspectiva única con la que quiere ayudar a cambiar la industria de la moda hacia planteamientos más éticos


Nicolás Pan-Montojo
Madrid | 13 abril, 2021

Tiempo de lectura: 9 min



El retrato robot de un activista medio en cualquier parte del mundo suele ser muy parecido. Alguien muy concienciado, que dedica gran parte de su tiempo y energía a visibilizar una causa social o ambiental mediante manifestaciones, discursos, recogidas de firmas y actos públicos de toda índole. Además, el activismo se asocia con el poder colectivo y el ruido, entendido como la capacidad de llegar a cuanta más gente posible mediante acciones a menudo espectaculares que atraigan la atención de los medios y los curiosos.

Sin embargo, para la británica Sarah Corbett, el activismo también puede tener una cara amable y silenciosa. Al menos, eso es lo que propone la fundadora del Craftivist Collective, una organización con sede en Londres pero vocación global que trabaja para entidades sociales uniendo la artesanía y el activismo para involucrar a la ciudadanía en cuestiones de justicia social y ambiental. Y es que Corbett cree que poner en valor las habilidades manuales y el poder de la creatividad frente al consumismo compulsivo puede ayudar a conseguir un cambio real, atrayendo el interés de las personas hacia hábitos más saludables para el planeta.

Aprovechando la participación de Corbett en las actividades programadas por La Casa Encendida en relación al Fashion Revolution Day, que tiene lugar entre el 12 y el 15 de abril en Madrid, El Ágora ha podido hablar con ella sobre su especial visión del activismo y sus proyectos, tanto pasados como futuros. Si quieres conocer más sobre el Craftivist Collective y el Fashion Revolution Day, puedes escuchar la participación de Sarah Corbett en el evento en el siguiente enlace.

PREGUNTA.- El craftivismo se define como “activismo a través de la artesanía” pero, ¿cuál es exactamente tu visión al respecto?

RESPUESTA.- La palabra fue acuñada en 2003 por Betsy Graham, que es estadounidense, y se refiere a cualquier artesanía y cualquier forma de activismo, pero para mí esto es demasiado amplio. Para mí, el activismo no se trata solo de concienciar y recaudar fondos, sino sobre todo saber cuáles son las injusticias y cuál es el cambio que quieres ver, para luego reflexionar sobre cómo puedes ser parte de hacer esos cambios en términos de culturas, políticas, leyes, comportamiento…

Uno de los primeros proyectos de Sarah Corbett dentro del «activismo amable» en Southwark, Londres. | Craftivist Collective

Creo que en este contexto la artesanía es realmente interesante como herramienta, es una forma suave y amable de protestar. Con esto no me refiero a algo pasivo o débil, sino a un activismo con un mayor grado de madurez, empatía, compasión y pensamiento crítico. Lo que me encanta de la artesanía, especialmente la costura y la papiroflexia, es que utilizas un proceso de gestos repetitivos con las manos que, además de producir un objeto concreto y tangible, te ayudan a pensar profundamente sobre cuál es el cambio social que quieres ver y qué soluciones puedes encontrar como activista.

Luego, puedes usar ese objeto hecho a mano como una herramienta para la conversación, como un catalizador para la conexión con los que toman las decisiones, ya sean políticos o empresarios. El objetivo es convertirse en un amigo crítico y no en un enemigo.

P.- Entonces, ¿el craftivismo podría verse como una forma de meditación crítica?

R.- Todo mi trabajo está basado en la neurociencia y la psicología, sabemos que si usas tus manos te conectas más profundamente con lo que está en tu interior y con el entorno que te rodea. Esto es especialmente importante cuando hablamos de justicia social, porque es realmente fácil pensar en todas las cosas horribles que están sucediendo en el mundo, desde el cambio climático hasta las desigualdades, y caer en una espiral negativa, porque te sientes realmente desempoderado, tienes una sensación de catástrofe inminente.

Pero si estás usando tus manos de manera productiva, entonces tus ojos ven que estás haciendo algo y estás progresando, te ayuda a sentirte más inspirado, más en control, más enfocado. Estás canalizando tu ira hacia algo efectivo.

Puedo darte un ejemplo concreto de cómo funciona esto con uno de nuestros proyectos, el dream-making project [proyecto de creación de sueños]. La actividad consiste en bordar en una hermosa nube de tela cuál es tu mayor sueño a nivel global, ya sea un planeta más saludable o una igualdad de género real y efectiva. Pero es que, cuando estás cosiendo ese mensaje, piensas muy profundamente sobre cómo sería este cambio y qué puedes hacer para ser parte de ese sueño y ayudar a que se cumpla. Esto favorece un cambio de mentalidad que además luego se puede extender a otras personas, si les hablas de tu proyecto o lo exhibes en un sitio público.

artesanía
Una de las nubes del ‘dream-making project’. | Craftivist Collective

P. ¿Cuándo y por qué te diste cuenta por primera vez de que podías promover el cambio social y ambiental a través de la artesanía? ¿Cómo empezaste este proyecto?

R. En primer lugar, quiero decir que el Craftivist Collective es un proyecto global en el que todos pueden participar en cualquier parte del mundo. Nuestro manifiesto está en muchos idiomas diferentes, incluido el español, por supuesto.

Pero todo empezó por accidente. Crecí en una zona de bajos ingresos en Liverpool, con un alto desempleo y muchos problemas de injusticia social. Mi padre es el vicario local y mi madre es enfermera, así que desde muy temprana edad me involucré con mi comunidad en diferentes tipos de activismo social y terminé trabajando como recaudadora de fondos para diferentes organizaciones benéficas.

Es decir, mi pasión siempre ha sido el activismo, pero precisamente por eso sé que tenemos que ser muy estratégicos y hacer algo más que gritar y patalear si de verdad queremos lograr un cambio social. Gran parte del progreso a largo plazo que se necesita en realidad se realiza entre bastidores, por lo que es necesario involucrar a los que toman las decisiones, y eso es mucho más complejo que hacer manifestaciones o firmar peticiones. Cuando me mudé a Londres por un trabajo, en 2008, noté que gran parte del activismo era muy simple, bastante binario, por lo que polarizaba y acababa creando más muros que puentes.

Fue en este momento de mi vida cuando, por casualidad, decidí utilizar un kit de manualidades en un viaje en tren a Glasgow, para entretenerme. Muy rápido, empecé a notar cómo la acción repetitiva de mis manos me hacía sentir más empoderada y me planteaba preguntas incómodas que había estado evitando, sobre ser activista y sobre mi impulso para cambiar el mundo.

Después de esto, investigué un poco y hablé con Betsy Graham, quien me permitió usar libremente su concepto de artesanía y activismo. Luego comencé a hacer cosas por mi cuenta y todo siguió desde aquí, sucedió de manera muy orgánica, la gente comenzó a contactar conmigo y a involucrarse, hasta el punto de que ahora podemos hablar de un movimiento global.

Un pequeño proyecto del Craftivist Collective colgando de la valla de un parque en Londres. | Craftivist Collective

P.- Su proyecto sigue entonces el espíritu de un concepto muy utilizado por los ambientalistas: pensar globalmente, actuar localmente.

R.- Sí, absolutamente. Empecé a hacer cosas por mi cuenta y, de repente, gente de todo el mundo quería unirse a mí, así que algo que empieza a nivel local puede tener un efecto dominó muy rápidamente. Nunca pensé que algunos de nuestros proyectos terminarían en libros de arte callejero o libros sobre la industria de la moda, es fascinante cómo hemos plantado semillas en muchos lugares que nunca esperé. Puedes tener a dos personas en dos lados del mundo completamente diferentes haciendo el mismo proyecto que preparé en Londres, pero todos nos vemos como vecinos globales y parte del mismo colectivo.

P.- ¿Puede darme algún ejemplo de proyectos que tengan este espíritu?

R.- He publicado un par de libros en los que expongo los principios básicos de esta mentalidad de “protesta suave”, y estoy preparando un tercer y último libro, donde presentaré 20 proyectos artesanales que cualquiera puede iniciar.

Todos mis proyectos se pueden llevar a cabo en cualquier lugar y en diferentes contextos, tengo mucho cuidado de asegurarme de que sea posible. Uno del que estoy particularmente orgullosa es el proyecto mini fashion statements [mini declaraciones sobre la moda], en el que creamos un rollo de papel con un mensaje sobre un problema particular de la industria de la moda. Aunque son relativamente fáciles de hacer, usamos acuarela, una cinta de colores y un sello bordado, por lo que son realmente llamativos, saltan a la vista.

Lo que haces como craftivista es que, una vez que has hecho estos pergaminos , los dejas en bolsillos de ropa en grandes tiendas que creías que podrían actuar de una manera más ética o, si eres tímido, en los bolsillos de colegas en el lugar de trabajo o en la familia. Cuando lo encuentran y lo leen, reciben un mensaje completamente anónimo que quiere provocarles para que piensen, no de forma vergonzosa sino de forma intrigante.

Imagen de la campaña ‘mini fashion statements’. | Craftivist Collective

No se trata de decirle a la gente qué hacer, es pedirles que sean curiosos, que averigüen más sobre cómo se confecciona su ropa. Hicimos esto por primera vez durante la Semana de la Moda de Estocolmo y, de repente, comenzó a extenderse por todo el mundo, gracias en gran medida al trabajo de Fashion Revolution, un movimiento global que realiza campañas para la reforma sistémica de la industria de la moda. Ahora casi todas las semanas de la moda tienen su contraparte para crear conciencia, como pasa estos días en Madrid. Y debido a que se trata de alentar a las personas a ser curiosas, funciona en muchos contextos diferentes.

P.- ¿Cuál es tu opinión sobre la industria actual de la moda y la confección? ¿Qué cambios crees que tenemos que introducir como sociedad para que sea respetuosa con el medio ambiente?

R.- No hay una solución o respuesta rápida, y eso es frustrante. Pero es por eso que todos mis proyectos, incluidas las mini declaraciones de moda, tienen más que ver con llegar a las personas y expandir la concienciación, especialmente la de aquellos en el poder. Por ejemplo, con el handkerchief project [proyecto del pañuelo], nos dirigimos a los miembros de la junta directiva de uno de los minoristas más importantes del Reino Unido y les dimos un pañuelo bordado, con un mensaje sobre la necesidad de ser más sostenible. Luego, fuimos a la Junta General de Accionistas y se lo dimos a cada uno, pero de una manera muy humilde y amable.

Esto llevó, casi inmediatamente después, a una reunión con ellos donde hablamos sobre salarios dignos y justicia social. Y solo 10 meses después anunciaron una subida general de salario a sus empleados, una medida que el presidente de la empresa me reconoció que sin nuestra protesta “amable” les hubiera costado más tiempo tomar.

Entonces, en la industria de la moda, debemos mirar desde todos los ángulos. Tenemos que pensar cómo llegar a las personas que no son conscientes de la moda ética de formas que sean interesantes, pero también buscar formas para llegar a los líderes empresariales y que sepan que los clientes se preocupan sobre la sostenibilidad de sus productos. Pero también necesitamos ver cómo captamos la atención de los medios para que podamos cambiar la cultura. Es decir, necesitamos tener todas las áreas cubiertas y Fashion Revolution está haciendo un gran trabajo en este sentido, animando a la gente a ser más atrevida y pensar en su ropa de una manera diferente.

Varios participantes en un taller de craftivismo organizado en Totnes (Inglaterra) en 2019. | Craftivist Collective/Jonathan Cherry

No existe una solución única para todos, necesitamos que los mensajes sobre la moda ética y sostenible estén en todas partes para que la gente no pueda ignorarlos. Necesitamos celebrar la moda ética que sea rentable, que funcione económicamente, pero también debemos desafiar a las grandes marcas para que cambien su camino. En este sentido, todos nuestros proyectos de artesanía tienen diferentes objetivos, pero trabajan hacia una meta común: ayudar a las personas a encontrar su camino para cambiar el mundo.

P.- La ropa barata es ahora más o menos la norma en muchos países y los objetos de artesanía a menudo se consideran una alternativa cara y que requiere mucho tiempo. ¿Cómo puede una industria de la moda respetuosa con el medio ambiente ser accesible para todos los ciudadanos?

R.- Es una pregunta compleja. Crecí en una familia de bajos ingresos, pero mi madre tenía tiempo para hacer nuestra ropa, lo que no era el caso de muchos de mis compañeros de clase. Así que, en este caso, es realmente lo que funciona para ti. Es precisamente por esto que ninguno de nuestros proyectos busca avergonzar a la gente, porque no es culpa de alguien con pocos ingresos si tiene que comprar fast fashion.

En lo que respecta a la artesanía, yo también tenía preocupaciones similares, porque la artesanía puede ser cara en términos de compra de hilo y requiere mucho tiempo. Pero precisamente porque lleva varias horas hacerlo, las personas se sienten más conectadas con él, por lo que hay pros y contras.

Todo el mundo tiene un contexto diferente, pero por eso tengo recursos gratuitos para comenzar con la artesanía en mi sitio web, pero también hay kits, que son un poco costosos porque están hechos de manera ética, para personas que pueden pagarlos. Hay que ser consciente de las limitaciones que tiene la gente pero también del poder y la responsabilidad que también tenemos todos y cada uno de nosotros.



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